♦│OPINIÓN│En este artículo que transcribimos con permisos del editor, exponemos unas interesantes preguntas del Lic. Gustavo Hernandez acerca de el eterno dilema entre «tocar de oído» ó «tener una formación escolástica». En nuestra opinión coincidente con el autor ambas son válidas y necesarias, pero escuchémosle mejor en sus propias palabras…
«Tuve la enorme suerte de haber entrado a la música desde muy chico por los dos caminos (casi simultáneamente, aunque suene raro): el de aprender «por música» y el de «tocar de oído». De este último rescato la posibilidad de entrar en contacto con la música en su estado más puro. Es decir, simplemente: hacerla. Y del primero la de conocer músicas de otras épocas y autores y el poder dejar escrito lo que pudiera uno componer. Es decir, no tan simplemente: conocerla.
Pero siempre observé la disociación entre ambas formas de acceder a la música: músicos muy bien formados académicamente pero que «no transmitían música» y músicos muy musicales pero que, en cierta forma, trabajaban con un techo en sus posibilidades de composición o improvisación, limitados por no conocer lo que la Teoria de la Musica codificó a lo largo de los siglos.
Debe hacer algo más de 25 años que doy clases de música, y cada año me enfrento al hecho de ponerme a enseñar los mismos temas haciéndome preguntas de por qué esto se llama así, o dónde está el fondo lo que la Teoría dice que es tal o cual cosa.
¿O vamos a creer que primero alguien estudió el sonido, observó las propiedades físicas del mismo, elaboró las escalas posibles a partir de esas propiedades, se sentó luego y dijo: «¡Voy a inventar la Música!»? Gustavo Hernandez
Los que estamos del lado del enseñar música: ¿realmente sabemos la profundidad de la relación entre sonidos o solamente lo que la Teoría nos dijo? ¿Alcanza para conocer la música comprender los cálculos matemáticos que sólo son descriptivos de lo que ella puede hacer pero no la explica en cuanto a su naturaleza? ¿Le damos el lugar que la Teoria de la Musicamerece tener como codificadora de la música después de la música y no antes?
¿O vamos a creer que primero alguien estudió el sonido, observó las propiedades físicas del mismo, elaboró las escalas posibles a partir de esas propiedades, se sentó luego y dijo: «¡Voy a inventar la Música!»? Esta última pregunta suena ridícula pero muchas veces nos manejamos con los conceptos teóricos como si no fuera tal.
¿Puedo explicar lo que es un semitono si no sé muy bien lo que es un tono?¿Puede contestarme la pregunta anterior la visualización en un teclado? ¿Es eso un semitono? ¿Dos teclas? ¿Se inventó primero el teclado y luego la música, o el teclado fue un excelente invento para ordenar lo que la música ya tiene?
¿Puede ser la música un quebrado? ¿Puede ser la música el multiplicar el numerador por 3 y el denominador por 2?
¿Es la música un tetracordio superior y uno inferior?
¿Es el tiempo fuerte «tan fuerte» como creemos? ¿No será que el tiempo fuerte es fuerte porque recibe con sus brazos todo lo anterior? ¿No está la carga mayor de las cosas en los tiempos débiles y la descarga en el fuerte siguiente? ¿Como entiendo la relación fuerte-débil?
¿No nos habrá mentido la Teoria de la Musica pretendiendo ser lo que no es?
Estas y otras tantas preguntas han sido cotidianas a lo largo de mi experiencia enseñando. ¡Qué buenos momentos en las clases cuando uno explica los intervalos y describe una 8va. o 5ta. justa y algún alumno pregunta:- «¿Por qué se le llama justa?»
Todas las vueltas que uno tiene que darle en la cabeza para tratar de entender varios porqués que la Teoría no explicó porque se limitó a «describir», hicieron que yo me apasionara cada vez más en la búsqueda de esos orígenes.
¿Cómo se ha llegado a sostener un sistema teórico que tiene mucho más que ver con cálculos y números que con la música en sí?
A partir de mi experiencia musical como intérprete y docente fui encontrando algunas respuestas y maneras de comprender la naturalidad de la música intentando llegar a una forma de aprenderla comprendiendo sus elementos, experimentando desde distintos puntos de vista, y luego, especialmente luego, viendo lo que la Teoría dijo de ellos.
Digo que fui encontrando respuestas porque no creo haber inventado nada. Primero, porque seguramente a algún otro se le habrán ocurrido caminos semejantes y segundo, sobretodo, porque creo que nadie puede ser dueño de lo que las cosas son por naturaleza. Y menos, sentirnos dueños de ellas porque le descubrimos algún secreto o particularidad.
Y la idea principal no es hacer una nueva Teoria de la Musica o quemar todas las partituras existentes y reescribirlas mejor. Eso sería ridículo desde el vamos. A la Teoría tradicional hay que dominarla por completo, en ambos sentidos: dominar como sinónimo de conocer todo lo que dice, pero especialmente dominarla para manejar uno mismo la situación con respecto a lo escrito y la música por hacer, y no que nos haga creer cosas que sabemos que la música no tiene.
Y de eso se trata lo que propongo: rescatar lo natural de la música, observar la evolución que va teniendo cada elemento a lo largo de la Historia y cómo cada uno de ellos puede ser punto de partida de otros, y que todo es mucho, mucho más fácil de lo que parece.»